martes, 10 de noviembre de 2009




Despierta la noche
sabanas abrazadas al sudor de un cuerpo
presagian la llegada

En nubes suspende el insomnio
mientras el ángel susurra al oído,
Anuncia:

“Estamos aquí para sostener el espejo”

Se quiebra el gesto
refleja
un rostro envejecido

Ya no más ángel
engulle hambriento la rosa que le es dada

Se desconoce

la boca emana gotas
de la presa devorada

y se desprende de tu espalda
pasto,
ala,
infancia.

Georgina Ramírez