
Arde
quema.
Duele
lascera la piel
se desprende la carne deformando al hijo
que se hunde en la ausencia
la mirada
ya no retrata al padre
solo un gesto
evocado desde la memoria
trae su rostro
se incendia el recuerdo
una lagrima ciega
extingue la llama
la ciudad se inunda
se hace noche
El hijo se desvanece
El padre muere.
Georgina Ramìrez
10 comentarios:
Y el poema cae, con todo el peso de la lágrima, con todo el peso de la huida...
Besos
Marian
Este poema me hizo pensar en una amiga muy querida que ha perdido a su hija y cuya ausencia se hace cada vez mayor a medida que pasa el tiempo, esto dicho por la propia madre.
Tu poema me habló de ese dolor lascerante que debe ser perder a un hijo.
Excelente.
Besos.
mortal
.
un beso soñado
adiós
un saludo
cómo no sentir las ausencias?..un abrazo.
Muy triste... te abrazo...
Ay amiga.....
besos
No me canso de leerte, Georgia, cuanto más leo más me gusta. Me alegro que marian haya hecho de enlace.
Me dejas sin palabras.
Fenomenal.
Fuerte y consistente. Lo sigo leyendo y no dejo de interpretar.
Saludos,
Daniela
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