jueves, 20 de noviembre de 2008


Arde

quema.

Duele

lascera la piel


se desprende la carne deformando al hijo

que se hunde en la ausencia


la mirada

ya no retrata al padre

solo un gesto

evocado desde la memoria

trae su rostro


se incendia el recuerdo


una lagrima ciega

extingue la llama

la ciudad se inunda

se hace noche


El hijo se desvanece


El padre muere.


Georgina Ramìrez

10 comentarios:

Marian Raméntol dijo...

Y el poema cae, con todo el peso de la lágrima, con todo el peso de la huida...

Besos
Marian

Patricia Angulo dijo...

Este poema me hizo pensar en una amiga muy querida que ha perdido a su hija y cuya ausencia se hace cada vez mayor a medida que pasa el tiempo, esto dicho por la propia madre.

Tu poema me habló de ese dolor lascerante que debe ser perder a un hijo.

Excelente.

Besos.

Matilde dijo...

mortal

.

un beso soñado

adiós

MBI dijo...

un saludo

Fernando dijo...

cómo no sentir las ausencias?..un abrazo.

Verónica E. Díaz M. dijo...

Muy triste... te abrazo...

La Gata Insomne dijo...

Ay amiga.....

besos

Luisa Arellano dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Luisa Arellano dijo...

No me canso de leerte, Georgia, cuanto más leo más me gusta. Me alegro que marian haya hecho de enlace.

Me dejas sin palabras.

Fenomenal.

Dani Caine dijo...

Fuerte y consistente. Lo sigo leyendo y no dejo de interpretar.

Saludos,

Daniela